A mediados del mes de abril, el gobierno de Justin Trudeau presentó un proyecto de ley que pretende la legalización del uso recreativo del cannabis en Canadá, el cual se “planea” implementar para principios de julio de 2018, aunque todavía no es un hecho. Sin embargo, las recientes informaciones apuntan a que podría acabar por legalizarse.
Desde 2011 se dio el primer paso para su legalización, pues desde entonces se permite el uso y consumo del cannabis con fines medicinales, lo que ha desatado el eterno debate sobre los pros y contras de este proceso.
Una droga ilegal
Durante su campaña electoral en 2013, el actual jefe de estado admitió que consumió cannabis un par de veces, con lo que prometió de primera mano legalizar el producto. Para sorpresa de muchos, la policía de Canadá ha solicitado que se despenalice la sustancia, ya que al menos cada año 70.000 personas son procesadas por posesión de marihuana, generando así un gasto público muy grande para un delito menor.
Por supuesto, esta ley se manejará bajo los mismos preceptos del alcohol, es decir, será penalizado aquel que le venda el producto a menores, maneje bajo los efectos del cannabis y aquellos que ganen dinero ilícito con la venta fuera del marco regulatorio, así lo afirmó el Partido Liberal. Una de las banderas principales para la legalización de la marihuana es sacar el capital de las organizaciones criminales y utilizar las ganancias para mejorar el sistema canadiense.
Se prevé que las personas puedan tener en casa un límite de plantas y se establecerá también un máximo de 30 gramos por persona. Todo esto ha hecho que empresarios e inversores se interesaran y pre ordenarán permiso para la producción legal del cannabis. Siendo así el segundo país del mundo en legalizar completamente consumo recreativo de marihuana, después de Uruguay.