Deepfake, la manipulación que puede cambiar el mundo
En el popular y mil veces citado libro 1984, escrito por George Orwell a mediados del siglo XX, un gobierno totalitarista controla las vidas de todos los ciudadanos a través de diversos medios. Esta sociedad, aparentemente estructurada y normal, prohíbe a los ciudadanos el pensar por sí mismos, a través de diferentes técnicas de manipulación. El control llega a tal punto que incluso se les impide tener relaciones no consentidas por el propio partido. El amor también es castrado, como lo es el sexo, dos instintos humanos que llevarían a la sublevación. La manipulación es a veces más explícita y otras mucho más sibilina, trabajando a esos dos niveles, para ser más efectiva. Toda la información pasa a través del filtro del partido dominante, para controlarla, para manipularla a favor de sus intereses. Una situación que, por desgracia, no dista mucho de la sociedad actual que tenemos, y que cada vez es más preocupante. ¿Hasta dónde llega la manipulación que sufrimos a través de los medios de comunicación supuestamente libres? ¿Está alguien verdaderamente comprometido con la imparcialidad? ¿Marcan demasiado nuestros prejuicios aquellas decisiones que tomamos, aun sin ser conscientes de ello?
Este tipo de cuestiones han sido atendidas por autores desde hace siglos, pero estamos viviendo un momento único en la Humanidad, gracias al avance de las nuevas tecnologías. Internet ha supuesto un salto tan grande en nuestra sociedad que solo puede ser comparado con la invención de la imprenta. El efecto de aquel invento tardó un par de siglos en hacerse realmente patente. Internet, sin embargo, ha cambiado por completo el mundo en apenas un par de décadas, y todo se está acelerando mucho más con las nuevas tecnologías. La Inteligencia Artificial, un sector en desarrollo desde hace décadas, parece estar ya a un nivel lo suficientemente avanzado como para cambiar por completo nuestra sociedad. Tenemos programas que escriben música, libros, artículos, o que pueden darnos consejos como si fueran expertos en psicología o medicina. Con información obtenida a través de Internet y segmentada a nuestro entero gusto. Esa es la parte positiva, pero las IAs también tienen una parte oscura, como la que atañe al deepfaking.